17 agosto 2007

Comentario en el Blog del Morsa

Leí esta mañana en El Blog del Morsa un post que me dejó conmovido y que quiero reproducir. (Morsa, por favor, no me acuses de plagio).

un anónimo dejó este comentario. no hay mayores palabras. donemos sangre.
El envío de José de Watanabe -En "Krakenhaus". El Huso de la Palabra, 1989

Una delgada columna de sangre desciende desde una bolsa de polietileno hasta la vena mayor de mi mano. ¿Qué otro corazón la impulsaba antes, qué otro corazón más vigoroso y espléndido que el mío, lento y trémulo? Esta sangre que me reconforta es anónima. Puede ser de cualquiera. Yo voy (o iba) para misántropo y no quiero una deuda sospechada en todos los hombres. ¿Cuál es el nombre de mi dador? A ese solo y preciso hombre le debo agradecimiento. Sin embargo, la sangre que está entrando en mi cuerpo me corrige. Habla, sin retórica, de una fraternidad más vasta. Dice que viene de parte de todos, que la reciba como un envío de la especie.

VAMOS PERÚ, A DONAR SANGRE CARAJO.

(Bello y concreto. Y pueden ir a cualquier hora, a cualquier hospital, en ayunas o no, solamente con su dni, y sentir que la democracia también es ver cómo su sangre vale lo mismo que la sangre de toda la gente que está allí reunida -chibolos, tíos, tías-, y ese valor es altísimo. Y si donan en Neoplásicas después les invitan Inca Kola con sanguchito)

Hay que donar sangre, es gratis y la sensación de falta de fuerzas es mínima y pasajera. Si queremos verlo de otra manera, es como dar parte de su energía para que Gokú pueda crear una gigantezca Genki-Dama.


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